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Los salvadoreños buscan a miles de víctimas sepultadas por el terremoto

La mayoría de los salvadoreños durmió ayer a la intemperie: en los jardines de las casas o en las calles. Las carreteras estaban cortadas y se cerró el aeropuerto de la capital. Las réplicas del terremoto, registradas cada dos minutos, provocaron el pánico entre la población. Anoche, los equipos de rescate habían recuperado 283 cadáveres y casi 400 heridos en El Salvador, pero todos temían que la cifra fuera mucho mayor, ya que Las Colinas, una colonia popular situada a 12 kilómetros de la capital y donde vivían 2.000 personas, había quedado sepultada por el lodo. Más de un millar estaban ayer desaparecidos. En Guatemala se contaban ayer seis muertos y una decena de heridos. El seísmo se dejó sentir también en Costa Rica y en México, pero no hubo muertos.

El presidente salvadoreño, Francisco Flores, decretó el estado de emergencia, visitó la zona y describió uno de los pueblos afectados como 'desaparecido'. España envió a El Salvador dos aviones con ayuda humanitaria y un primer contingente de 75 expertos en tareas de rescate en este tipo de siniestros. México, Venezuela, Ecuador, Panamá o EE UU también enviaron ayuda. Al igual que ocurrió con el huracán Mitch, el terremoto impedirá de nuevo el despegue económico que intenta El Salvador.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de enero de 2001

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