En su columna del día 10 de enero, el señor Félix de Azúa parece sugerirme, en respuesta (o cita) a una carta mía, que trabaje más en vez de tener ideas benevolentes (a lo que, evidentemente, no voy a contestar). (Y menos mal que no se me ocurrió decir que era suramericana en vez de africana, que hubiera sido tachado de oportunista). Contrapone, a mi propuesta de modelo de María, un montaje electrónico en el que dos (¿o tres?, ¿quién es la tercera?) mujeres altas, guapas y blancas se cuentan sus preñeces riendo. Si algo tiene de interesante el cristianismo, son sus metáforas y relatos fundacionales, y me temo que el de Lucas es el que menos 'literatura poderosa' tiene (por utilizar su expresión).
Lo que parece deducirse de la citada columna (Visitación) es que apunta más hacia las tareas publicitarias de la Iglesia-organización (y, ahora que caigo, también en la anterior) que a las desasosegantes de la fugaz (y siem
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de enero de 2001