Los recortes han llegado a la residencia real de Oslo. El rey Harald de Noruega anunció ayer que el palacio emprenderá una cadena de medidas de ahorro, cuyo primer paso será la reducción del consumo de energía, 'tanto por razones medioambientales como económicas', según señaló el jefe de operaciones de la casa, Olav Bergem. Un mecanismo de alta tecnología controlará la temperatura del palacio, de cerca de 17.000 metros cuadrados de superficie, evitando el funcionamiento de la calefacción en las áreas no utilizadas durante el invierno. Todo ello sin sacrificar el habitual confort propio de una vida de reyes. La medida se interpreta como un intento del monarca por contrarrestar el malestar de los noruegos -que son quienes financian los gastos-, que han criticado abiertamente lo que consideran excesos, atribuidos sobre todo a la reina Sonia. Una restauración del palacio, que duró ocho años y costó 400 millones de coronas (más de 7.000 millones de pesetas), superó largamente las previsiones de la casa real, y fue uno de los dispendios más censurados, así como un costoso tratamiento de belleza de Sonia destinado a frenar los estragos del paso de los años. -
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de enero de 2001