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OPINIÓN DEL LECTOR

Precisiones

Leo en el suplemento Madrid del 15 de enero, no sin sorpresa, su información de la condena de dos antidisturbios por sus agresiones a un grupo de jóvenes simpatizantes del club Estudiantes de baloncesto, que históricamente se ha caracterizado por su apoyo pacífico al citado equipo, y como espectador del acto que precedió a los hechos e informado de éstos por un testigo presencial, quiero hacer unas precisiones que completen su información:

1. El día de los hechos no se celebró partido alguno en el polideportivo Magariños, simplemente se instaló una pantalla gigante de televisión, en la que se pudo ver el que se jugaba en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, o sea, no había eventuales disturbios que evitar entre hinchadas rivales, simplemente porque faltaba el posible grupo contrario. Por tanto, la dotación policial era a todas luces excesiva.

2. Finalizado el partido y desalojado el pabellón, sólo una cincuentena de jóvenes se quedó a esperar a los jugadores de su equipo. A la llegada de un coche cuyos ocupantes venían de presenciar en directo el partido, algunos de los jóvenes se dirigieron hacia el vehículo, lo que fue motivo (?) de la actuación policial juzgada. Cualquiera que haya pasado a las once de la noche de un día laborable a la altura de la calle de Serrano, 127, conoce qué pocos testigos de cualquier acción puede haber allí en un momento así.

3. Entre las heridas causadas, su información no habla de una fractura de brazo.

4. Todo ello tuvo su antecedente el sábado anterior en los aledaños del Palacio de Deportes de Goya, cuando un miembro de la peña de la Demencia (no un niñato, tiene más de 30 años) intentó denunciar ante un antidisturbios la agresión de varios violentos seguidores del Real Madrid a un joven seguidor del Estudiantes, hecho, por lo demás, bastante frecuente.

El agente echó con cajas destempladas al denunciante y, cuando éste se dio la vuelta, lo zancadilleó. Parece mentira, pero es cierto. El muchacho pide al agente que se identifique, éste se niega y a su vez hace identificarse a aquél.

Siguieron diversas provocaciones a un grupo de seguidores por parte del hombre de uniforme, arropado por varios compañeros, y todo ha acabado con una sanción por desórdenes, que ha costado cincuenta mil pesetas al denunciante-denunciado.

Estos hechos los presencié in situ, y tengo la certeza de que el martes siguiente el provocador de la zancadilla estaba entre la dotación policial causante de los hechos juzgados.

No quiero pensar en una actuación premeditada, pero, francamente, me caben dudas.

Ya son varias las actuaciones de la policía del señor Ansuátegui denunciadas por su desproporción ante actuaciones cívicas de colectivos de escaso peligro, como el citado, los vecinos de Cuzco y Santa Eugenia y los alumnos y profesores del instituto San Fernando. ¿Va a seguir así la cosa?-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de enero de 2001