El agua es un recurso esencial. Hay una condición que debe cumplir el suministro incluso por delante de los tres requisitos básicos universalmente aceptados: cantidad, calidad y precio. Para evaluar la solución Ródano es necesario, como mínimo, un repaso a cada uno de ellos.
a) Cantidad. Se trata de saber qué cantidad de agua podríamos suministrar a una sociedad con mayores necesidades. b) Calidad. Es una cuestión reservada a los expertos y parece que el Ródano cumple con mayor holgura la normativa europea. c) Precio. Es necesario un balance global, y en el proceso de elección deberán incluirse aspectos cualitativos como los impactos ecológicos, los diferentes intereses sociales o los márgenes de flexibilidad. d) Seguridad. Se convierte en decisivo el factor más descolocado si los demás son más o menos similares en las diversas soluciones y además se mueven entre límites aceptables. En este sentido, el Ródano aventaja en mucho a las otras alternativas, sin apenas efectos secundarios indeseados.
Para comprender las distintas situaciones, basta contemplar en una primera aproximación simplificada las disponibilidades de agua en Europa. Por encima del paralelo 52 (más o menos el de Rotterdam) la pluviometría anual es suficientemente homogénea y los caudales fluyentes de los ríos bastan para abastecer con seguridad y regularidad. Entre el paralelo 52 y el paralelo 43 (el Pirineo), los ríos garantizan siempre los suministros necesarios porque un gran embalse natural, los Alpes, regula los ríos esenciales (Ródano, Sena, Rin, Danubio, Po e incluso Loira y Garona). Por debajo del paralelo 43, la Europa seca tiene un régimen pluviométrico heterogéneo que requiere grandes inversiones (y costes ecológicos) para garantizar el paso de valores 'estadísticamente' suficientes a valores reales y just in time.
Conectarse al Ródano en una Europa integrada significaría enchufarse a la red hidráulica europea (como hemos hecho con la electricidad, el gas, las comunicaciones, los transportes) y asegurar la superación de la escasez en todo tiempo y en todas las circunstancias. El Ródano tiene una cuenca ínfima que alimentar y puede 'adoptar' nuevas áreas sin comprometer ningún estándar ecológico, ya que supondría aprovechar el 5% de su caudal (muy regular) en lugar del bajísimo 4% actual y frente al 50% del Ebro.
Albert Serratosa es director de Plan Territorial.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de enero de 2001