Como vecina del casco antiguo de Valencia me gustaría invitar a los gobernantes a un paseo por mi barrio. No sólo por la calle Caballeros, que conocerán porque pasan con sus cochazos oficiales y que, casualmente, es la más arregladita. Conocerán el verdadero estado de las cosas. Sorteando las cacas de los perros, se toparán con casas y solares abandonados, dejadez y miseria. ¡Menos mal que se ha invertido tanto como dicen en su rehabilitación!. Les invito a que vengan y vean. Pero, claro, puede resultar desagradable. Es más fácil seguir dentro del coche y vivir en otros barrios.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de enero de 2001