La crisis no sólo atenaza al Alavés frente a los mejores equipos de la Liga. También otros como el Numancia sacan tajada y se conceden alegrías inesperadas. Los jugadores de García Remón volvieron a sacar la cabeza gracias a un trabajo pleno de acierto, justo lo que le faltó al Alavés. Con cuatro derrotas consecutivas, el otrora pétreo equipo de Mané entra en un terreno desconocido. Por primera vez en mucho tiempo, mira más hacia abajo que hacia la UEFA. Ayer le falló incluso la faceta menos dudosa, su capacidad goleadora.
El Numancia acudió a Mendizorroza dispuesto a sentirse acorralado, pero con las ideas claras. Quiso sorprender a contrapié a su rival, y lo consiguió con precisión de cirujano. En dos contraataques llevados por un par de jugadores, al primer toque, y terminados con la cabeza, sumió al Alavés en la confusión. Se quedó sin respuestas. Ni Javi Moreno ni nadie en el equipo vitoriano se vio con energía ni paciencia para cambiar la inercia del partido. Primero deben encontrar una explicación a su misterioso declive y luego poner soluciones. El Numancia, ajeno a este debate, ha encontrado la paz por unos días.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de enero de 2001