En la cita de Elgóibar, como en la inmensa mayoría de las carreras campo a través de cierto pedigrí, el espectáculo corre a cargo de los atletas africanos. Éstos corren, discuten entre sí la identidad del vencedor, y el resto se limita a observar sus disquisiciones. Como el público que observa desde la valla el paso de los integrantes del podio de la prueba disputada ayer en la localidad guipuzcoana. Hubo otros espectadores, blancos también, que observaron vestidos de corto las distancias entre África y el resto del mundo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de enero de 2001