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LA LIDIA

El Niño de la Taurina vuelve a los ruedos 'con la ilusión de Madrid'

Poco antes de doctorarse, Carlos Collado, El Niño de la Taurina, de 31 años, se acostumbró a encabezar el escalafón inferior con un desparpajo y un poderío poco comunes. En la memoria de la afición permanece el recuerdo de su valor. 'Mi primer año como matador completé 33 corridas. Hasta el 92 pude hacer cifras parecidas, entre 30 y 40. Bien, pero algo lejos del puesto conseguido como novillero', comenta. Luego, poco menos que desapareció.

¿Qué pasó para que su estrella declinara de forma tan abrupta? 'No me lo explico. En el año 94 cambié de apoderado. Justo Ojeda sustituyó a Manolo Cano. No sé. La cuesta abajo empezó en el 95. El triunfo del año anterior en la fiesta del Pilar no tuvo la repercusión que debería haber tenido. Al fin y al cabo es una plaza de primera. Y me desanimé', contesta en un accidentado ensayo por dar con la cadena de infortunios y silencios que desde entonces le perseguiría.

'Perdí la ilusión y me dediqué a mis negocios. Por cierto, éstos van bien. Si vuelvo, no lo hago por dinero'. ¿Por qué entonces? 'Soy joven y me doy cuenta de que estuve a un paso de conseguirlo todo. Quiero cumplir. Regresar a Madrid y demostrarme hasta dónde soy capaz de llegar'. Siendo rigurosos, El Niño de la Taurina nunca se ha retirado. Nunca anunció su marcha. 'Por eso, ahora no digo que reaparezco. El año pasado toreé en una decena de festivales e incluso participé en una corrida de toros en Talavera', afirma.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de enero de 2001