Experimentos en ratas sugieren que el ajuste del ritmo circadiano en un órgano no depende sólo del ciclo día/noche del reloj central del organismo, situado en el cerebro, sino también del horario de las comidas. La vigilancia de la expresión de un gen relacionado con el ritmo circadiano en el hígado de ratas permitió ver que al limitar la comida variaba en 10 horas el ritmo del hígado, lo que sugiere que los diversos relojes del organismo se acoplan al del cerebro por actividades como la alimentación y que el horario de comidas en un vuelo prolongado puede influir en el jet-lag.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de enero de 2001