El campo de la izquierda y del pacifismo israelí se había comprometido a olvidar sus diferencias y cerrar filas frente a la derecha, ya que en su opinión el triunfo del Likud conllevará la muerte del proceso de paz y colocará la región al borde de una guerra. La orden de movilización y unidad abrigaba una última esperanza: frenar el avance y el triunfo de Sharon en los comicios a primer ministro del próximo 6 de febrero.
La campaña 'Dejemos a Peres ganar', que desde hace tres semanas impulsaban los sectores pacifistas y que suponía la división de la izquierda, quedó paralizada. Todos sus efectivos se habían comprometido a dedicarse en cuerpo y alma a bloquear el paso a Sharon, aunque se reservan el derecho a volver a la escena y reclamar la candidatura de Peres si Barak no consigue en diez días acortar distancias con su rival del Likud. 'El principal peligro es Sharon, si él gana las elecciones será el fin de todas nuestras esperanzas de paz', insistía ayer Naama Salomón, 23 años, militante del movimiento pacifista Paz Ahora, vinculada al partido de izquierda laico Meretz y convertida desde hace un mes en portavoz de la plataforma Israel Ahora que apoya a Peres.
Los partidarios de Peres, especialmente activos en Jerusalén y Tel Aviv, aseguraban tener en el bolsillo más de 10.000 firmas en apoyo de su candidato y en la reserva una gran parte del 20% del electorado, que ahora en los sondeos se muestran indecisos y que 'en realidad están esperando que se aclare el panorama'.
Sin embargo, la movilización y la esperanza de los pacifistas y de la izquierda sufrió ayer por la tarde, nada más empezar a caminar, un rudo golpe: los cuerpos sin vida de dos israelíes fueron encontrados en el norte de Cisjordania. Los dos israelíes, que sorprendentemente se encontraban almorzando en un restaurante en el corazón de la localidad palestina de Tulkarem, fueron sacados a punta de pistola por unos enmascarados y llevados a las afueras de la ciudad donde fueron asesinados acusados de ser espías de Israel. Su muerte podría ser una respuesta a la muerte del dirigente de Fatah, el doctor Thabet Thabet, perpetrada por soldados israelíes el pasado 31 de diciembre. El suceso ha conmovido a la izquierda, desmoralizado al campo pacifista y dejado en suspenso las negociaciones que desde el domingo israelíes y palestinos celebran en la localidad egipcia de Taba.
Por otra parte, el fiscal general de Gaza ordenó ayer congelar todas las cuentas corrientes de la familia del director general de la televisión Hicham Mekki, asesinado el pasado 17 por dos pistoleros en un hotel de Gaza. La medida judicial podría confirmar la teoría de que Mekki fue víctima de un arreglo de cuentas palestino a consecuencia de su elevado grado de corrupción, aunque fuentes de la Administración de Arafat continuaban ayer imputando el asesinato a los israelíes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de enero de 2001