'¿Puede un periodista trabajar con sus fuentes llevando un guardaespaldas al lado?, ¿puede escribir con libertad sabiendo que cuanto diga será escrutado?, ¿hasta dónde la autocensura y el horror están calando en los profesionales?'. Estas cuestiones son abordadas en el reportaje Periodistas en el País Vasco, que emite hoy (22.00) el canal Gran Vía de Vía Digital.
El documental, de una hora, abre una programación especial, coincidiendo con la festividad de los periodistas, que incluye dos películas con la prensa como argumento: Luna nueva, de Howard Hawks, y El honor perdido de Katharina Blum, de Volker Schlöndorff.
El día a día de los comunicadores que desarrollan su trabajo bajo la presión de la amenaza terrorista y las dificultades para ejercer con libertad el derecho a la información son analizados en Periodistas en el País Vasco. 'Ver cómo alguien explica los trucos para mirar si hay algo debajo de su coche sin alertar a los vecinos tiene una trascendencia patética', comentó ayer el director del reportaje, Julio Fernández, quien destacó el impacto entre la profesión del reciente intento de asesinato de 'dos periodistas de a pie': Aurora Intxausti (redactora de EL PAÍS) y Juan Palomo (de Antena 3).
'O te vas, o cambias de oficio, o tiras la toalla', dice Gorka Landaburu, de Cambio 16. También explican sus sentimientos otros colegas, entre ellos Carmen Gurruchaga, Charo Zarzalejos y Félix Etreña. Un total de 20 periodistas hablan a cara descubierta y dos sin imagen y con la voz distorsionada. Tanto Pepe Rei, de Egin, como trabajadores de Gara no quisieron aparecer en el reportaje.
'No es un documental sobre la política en el País Vasco, sino sobre cómo está condicionado el trabajo de los periodistas', dijo ayer Miguel Vázquez, director de producción de Vía Digital. 'Ser beligerante con el terrorismo no es incompatible con ser objetivo', aseguró Julio Fernández, que prepara un reportaje sobre el 23-F.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de enero de 2001