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La 'marea negra' alcanza otra isla de las Galápagos

La marea negra generada por el escape de 600.000 litros de combustible del buque ecuatoriano Jessica, encallado junto a las Galápagos, ha alcanzado la isla de Santa Cruz, la segunda mayor del archipiélago. La imparable extensión del vertido, pese a los mensajes tranquilizadores de las autoridades ecuatorianas, ha desatado las muestras de apoyo internacional. Así, mientras el Ministerio de Medio Ambiente español ha ofrecido su colaboración técnica, la Comisión Europea ha decidido enviar un equipo de expertos para ayudar a las tareas de limpieza.

'La ayuda internacional aún no llega, sólo hay nubes de periodistas', señaló el director del Parque Nacional Galápagos (PNG), Eliécer Cruz, cuyo personal trabaja el límite de sus recursos. El ministro del Ambiente, Rodolfo Rendón, reconoció la desprotección de Ecuador ante un desastre de esta magnitud, a pesar de la abundancia de instituciones y leyes para proteger el patrimonio ecológico de las Galápagos.

Personal de la Marina, del PNG y pescadores en sus pequeñas embarcaciones luchan contra un mar picado para recoger en pequeños tanques el combustible esparcido en el mar por el Jessica. Según los datos facilitados por la Marina, hasta ayer se habían recogido unos 260.000 litros. El director de la Marina Mercante aseguró que la acción de los químicos dispersantes ha impedido que los daños ecológicos sean incontrolables.

El jefe del equipo de guardacostas de Estados Unidos desplazados hasta las Galápagos, comandante Ed Stanton, describió las dificultades de las operaciones: 'Las olas rompían sobre el barco al tiempo que la tripulación trabajaba. Cuando interrumpimos las tareas, la inclinación del estribor del barco había aumentado de 40 a 60 grados. El carguero está severamente dañado y es muy inestable'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de enero de 2001