La sensación de una fuerte movilización social en Francia se vio reforzada ayer por la práctica paralización de los transportes públicos en numerosas aglomeraciones urbanas y la anulación de vuelos de la compañía aérea Air France. Parte del personal de tierra de esta empresa y los bomberos se pusieron en huelga en los aeropuertos de París, lo que dio como resultado una cascada de retrasos hasta la suspensión de la mayoría de los vuelos programados en Orly y un tercio de los previstos en el aeropuerto de Charles de Gaulle.
También se suspendieron dos tercios de los trenes de cercanías en la región de París, un servicio fundamental para asegurar la comunicación en un espacio habitado por 12 millones de personas. El metro y los autobuses urbanos, que funcionaron normalmente en la capital, tienen anunciada una huelga propia para el 1 de febrero.
Por toda Francia -Marsella, Rennes, Lyon, Estrasburgo, Montpellier, Rouen, Nantes- metros, tranvías y autobuses quedaron prácticamente paralizados, en unos casos por exigencia de que se rebaje a los 55 años la jubilación en el transporte público y, en otros, por conflictos locales. Los bomberos anunciaron una huelga indefinida en Lille, la mayor ciudad industrial del norte de Francia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de enero de 2001