Metro de Madrid vuela. Como lema no está mal, pero yo creo que lo que de verdad vuela es el dinero de los usuarios.
Primero se va estrechando el cerco hasta conseguir que el público se acostumbre -yo diría se resigne- a aceptar desembolsar previa y anticipadamente el precio de utilizar sus servicios. Hay que pagar el desplazarse y hay que pagar la seguridad.
Ésta sólo está en las taquillas y sólo se hace presente al servicio de Metro de Madrid.
La seguridad, y en cierto modo el hacer respetar algunas leyes concernientes al confort de los usuarios, se ve que no les preocupa excesivamente. ¿Les ha tocado alguna vez coincidir en una escalera automática detrás de un fumador?
¡Aprovecha uno todo el humo! Pues bien, nunca he visto a ningún vigilante llamar la atención y obligar a apagar el cigarrillo a uno de estos incívicos personajes. A pesar de que está prohibido fumar en toda la red. Pero yo hoy quería hablar de otra cosa.
A partir del día 21 de enero carecen de validez los billetes anteriores a la subida. Y hay de plazo hasta el día 28 para canjearlos. Pero sólo se pueden canjear en determinados puntos. De tal manera que en muchos casos se gastan dos billetes (ida y vuelta) y puede ocurrir que sean los que le quedan al usuario. O sea, que posiblemente valga la pena perder su importe. ¿Por qué si se despachan en cualquier taquilla no se pueden ahora recoger igual? ¿Cuánto dinero se embolsa la compañía con este pequeño latrocinio? ¿No hay nadie que defienda a los usuarios?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de enero de 2001