El otro día me enteré de que, después de aprobarse la nueva Ley de Extranjería, prácticamente el único derecho que tienen los inmigrantes en nuestro país es el de poder abrir una cuenta corriente. ¿Qué curioso, verdad? El caso es que el dinero esté a buen recaudo, no se les pide ninguna clase de papeles. Eso sí, los bancos les cobrarán las retenciones, como a cualquier otro ciudadano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de enero de 2001