El Madrid dio una lección de juego en Mestalla y envió un mensaje disuasorio a sus perseguidores. Ganó el décimo partido de los últimos 11 que ha disputado. Ha conseguido 31 puntos de 33, el 94%. Estadísticas apabullantes que se corresponden con un fútbol espléndido. Antes de vencer al Valencia, le dio un baile. Especialmente en el segundo tiempo. No era tarea sencilla. El Valencia salió a toda máquina, con la adrenalina a borbotones, en la misma línea que ofreció frente al Barça. Así las cosas, el partido servía para medir la entereza del Madrid y sus recursos para desactivar el pegajoso estilo de los locales. Salió triunfador de los retos.
Por primera vez desde Capello, el Madrid es un equipo reconocible. Se sabe a lo que juega. Pero a diferencia de lo que sucedía con el entrenador italiano, el Madrid juega bien. A veces, muy bien. En Mestalla dio la impresión de estar a mucha distancia del Valencia. Aunque no fue un partido de remates, el líder se impuso con un fútbol categórico. A partir de la gran actuación de Hierro, todo el mundo colaboró en convencer al Valencia de su inferioridad. El equipo de Cúper capituló en el segundo tiempo: un k.o trabajado con mucha sutileza por el Madrid. Juego paciente, elaborado, lleno de matices. Juego que hasta hace poco se suponía superado por los tiempos modernos. Juego de toda la vida que perdudará siempre.
En el ecuador del campeonato, el Madrid ha obtenido siete puntos de ventaja sobre el Deportivo, ocho sobre el Barça y diez sobre el Valencia. Diferencias notables que obligan a los perseguidores a un enorme esfuerzo de voluntad. Cualquier nueva concesión les retirará definitivamente de la pugna por el título. Este mes será crucial: el Madrid acudirá a Riazor y San Mamés. Y el duelo con el Barça (el 3 de marzo) está a la vista.
Si en la cabeza de la clasificación se aclara el panorama, en la parte opuesta hay tiros. La Real da señales de vida, por fin. En El Sardinero ganó dos veces. Consiguió tres puntos frente a un equipo que se asoma al descenso. El Racing se ha metido en problemas graves. Se ha empantanado y no encuentra la manera de arrancar.
Otra de las noticias de la jornada fue la victoria del Celta, que había entrado en barrena. No había ganado en los diez últimos partidos, y la hinchada comenzaba a estar mosca. Ahora puede respirar un poco.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de enero de 2001