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Bocadillos contra el estado de alarma

No siempre jugó bien el Madrid esta temporada. El vestuario se alborotó, incluso. Reinó la incertidumbre. Algunos jugadores levantaron la voz y algún técnico imaginó dificultades. Su presidente, Florentino Pérez, en cambio, conservó la calma.Una de las pruebas de fuego la superó Pérez en Das Antas, en la primera ronda de la Liga de Campeones, en septiembre pasado.

'Me preocupó la primera mitad ante el Sporting, en Lisboa', confesó ayer Valdano. Fue la noche en que Del Bosque achacó las deficiencias del juego a la falta de 'actitud' de algunos futbolistas. Entonces Helguera no ocupaba el centro del campo, Savio era titular en la banda izquierda y Hierro, baja por lesión.

André Cruz había enderezado una victoria parcial para el Sporting en dos jugadas a balón parado (2-0). Algo terrible para un Madrid que lucía el palmito de su flamante plantilla, por primera vez en Europa. Alarma total en el palco. En el cuerpo técnico, sobre todo. Y en Valdano.Cuando el árbitro pitó el descanso, el director general entró preocupado al salón de autoridades. Y allí lo vio: Florentino Pérez, que estaba solo, comía bocadillos a dos manos al grito de: '¡En la segunda parte les metemos cuatro!'. El Madrid terminó empatando (2-2).

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de enero de 2001