El Gobierno rojiverde alemán abrió ayer un nuevo frente en la encendida confrontación con la oposición conservadora al anunciar el cierre de 59 cuarteles e instalaciones del Bundeswehr (casi una décima parte del total) en el marco de la ambiciosa reforma del Ejército alemán. Seguramente conscientes de los problemas que ello acarrereará para los cerca de 57.000 soldados y empleados afectados, y enteras economías regionales, líderes de la Unión Cristiana Democrática (CDU) arremetieron ayer contra una medida que, a su juicio, demuestra la 'total falta de relación' de socialdemócratas y verdes con temas militares.
Según lo anunciado ayer por el ministro de Defensa alemán, Rudolf Scharping, 39 cuarteles y 20 instalaciones militares con menos de 50 efectivos cerrarán sus puertas en los próximos seis años. En 40 cuarteles adicionales se reducirán fuertemente los efectivos. Una vez que sean sufragados los gastos de reestructuración, ello deberá conducir a un ahorro de al menos 200 millones de marcos (17.000 millones de pesetas). Scharping subrayó que los recortes hubiesen podido ser más drásticos aún, ya que 'más de 100 instalaciones militares' sobran si se aplican estrictos criterios organizativos y empresariales. Aparte de la disminución de efectivos -de 315.000 a 285.000 soldados y de 120.000 a cerca de 80.000 empleados civiles-, la reforma del Bundeswehr incluye también la reducción, de diez a nueve meses, del servicio militar, y la proyectada privatización de muchos servicios no militares, como el mantenimiento de los cuarteles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de enero de 2001