La nueva línea férrea podrá absorber también buena parte del transporte de mercancías, que en estos momentos se desarrolla casi exclusivamente por carretera, a través de los pasos alpinos, ya saturados de tráfico. Italia obtuvo de los franceses una fecha concreta, septiembre próximo, para la reapertura del túnel del Mont-Blanc, cerrado desde marzo de 1999.
La cumbre, presidida por Chirac y el primer ministro Lionel Jospin, de un lado, y por el primer ministro italiano, Giuliano Amato, de otro, y a la que asistieron los respectivos ministros de Transportes, Obras Públicas y Exteriores, fue, sobre todo, una reunión empresarial en la que se discutieron los elevados costes del nuevo proyecto y los problemas medioambientales que plantea. Italia dio una respuesta afirmativa como contrapartida a la apertura del Mont-Blanc, cuyo cierre, a raíz del terrible accidente que se cobró 39 vidas el 24 de marzo de 1999, ha supuesto enormes gastos a los transportistas italianos. Pero la construcción de un túnel bajo el Moncenisio, que discurriría entre las localidades de Susa y Saint Jean de Maurienne a lo largo de 52 kilómetros, encuentra una fuerte oposición en la zona de Val de Susa, en el Piamonte.
Centenares de personas se manifestaron ayer ante el Palacio Real de Turín, donde se celebraba la cumbre, para protestar por un proyecto que daña el medio ambiente de la zona de Susa, a juicio de sus habitantes. Militantes del Partido de Refundación Comunista, de Los Verdes y del Partido de los Comunistas Italianos (estos dos últimos, miembros de la coalición de gobierno) se sumaron a la manifestación. El ministro italiano de Obras Públicas, Nerio Nesi, que pertenece a esta última formación, se mostró comprensivo con las protestas y apuntó la posibilidad de 'alargar el túnel para evitar que desemboque en el valle'. Una solución que aumentaría los fabulosos costes de la obra, calculados en los 11.000 millones de euros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de enero de 2001