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Crítica:CAMPEONATO DEL MUNDO | BALONMANO

La ansiedad amenaza a España

Argilés dice que la selección debe superar la tensión para vencer a Noruega

Todo gran equipo falla alguna vez, pero hacerlo hoy significaría volver a casa con el sabor de un fracaso sin paliativos. La selección española de balonmano, cuyo destino lógico es luchar por las medallas en el Campeonato del Mundo, se sabe superior a la noruega, mas teme ser víctima de su ansiedad de ganar en estos octavos de final (20.30, La 2). La vencedora se enfrentará mañana, también en Toulouse, a la yugoslava o a la islandesa.

Sin menospreciar a Noruega, que empató con Rusia, la campeona olímpica, en la primera fase del torneo, el técnico español, César Argilés, pone el acento en evitar los errores del pasado: 'Los jugadores españoles se atragantan a veces por sus propias ansiedades. Un buen ejemplo es la media docena de fallos en tiros a bocajarro contra Suecia en las semifinales del Europeo de Croacia 2000. Esa racha nefasta no fue achacable a la calidad del portero Gentzel ni al entrenador ni a los árbitros, sino a un bloqueo mental que debemos evitar ahora'.

El conjunto escandinavo tiene como estrella a Berge, un central inteligente y de amplia visión, cuajado en la Liga alemana y que no jugó el reciente certamen preparatorio de Zaragoza, en el que el español se impuso con facilidad por 29-22. Más ajustado, 25-21, fue el triunfo sobre el mismo rival en Croacia, donde sí estuvo Berge. Cuando la maestría de éste va acompañada por la eficacia del irregular guardameta Ege y el acierto en el disparo de Hagen, el cuadro nórdico es duro de pelar. Por eso Duishebáiev considera que hay que jugar contra él 'como si fuera el campeón mundial'.

'Tenemos que marcar nuestro ritmo, con un contraataque tan letal como en Besançon, y no adormilarnos ante la cadencia pausada de los noruegos', subraya Argilés. Y advierte: 'Que nadie espere un partido tan fácil como el de Zaragoza. Éste también es de vida o muerte para ellos. Veo muy improbable que esté resuelto mucho antes del final'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 31 de enero de 2001