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OPINIÓN DEL LECTOR

Tristeza

Suscribo las cartas enviadas a su periódico por Manuel Cosmen García y Ana Goás Paz, y con la del señor Bernal.

Soy madre de tres niños y en los últimos años he asistido a casi todas las cabalgatas de los Reyes Magos en Madrid. Desde estas líneas quisiera decirle al señor alcalde y a su equipo del Ayuntamiento que entristece comprobar lo poco que se cuidan los detalles en un día tan especial.

Da la impresión de que muy poco les preocupan los niños y su ilusión. No eligen a personas que representen su importante papel de rey mago de forma creíble, y las que son elegidas dan la impresión de que el tema les importa bien poco, pareciendo siempre aburridos, sin mirar ni sonreír a los niños que anhelan cualquier gesto que sus majestades les hagan. Y a lo de este año del chicle de Baltasar, el deslucimiento de las carrozas, donde a los Reyes casi ni se les distingue (no parece que ellos sean los protagonistas), ha sido demasiado. Porque yo llevo años haciéndome la misma pregunta: ¿de verdad es tan difícil que una persona de color real sea la que haga de Baltasar? ¿Por qué cada año tenemos que tragarnos y sufrir a estos personajes (¿importantes?) pintarrajeados de negro?

Con tanto alarde de caravanas publicitarias y tanta parafernalia, olvidan lo que realmente cuenta para los niños: las tres figuras de sus majestades los Reyes venidos de Oriente. Cuando yo era pequeña, lo que más hacía mantener en mí viva la ilusión era la existencia de esa cabalgata: por fuerza, los Reyes debían de existir si se les recibía así. Ahora están cargándose la ilusión de los niños: con tanto bombardeo publicitario sobre que compremos aquí y allá los regalos de Reyes, y de ver pasar a estos Reyes tan lamentables, es muy difícil seguir creyendo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 31 de enero de 2001