El valenciano José Ramón García Antón y el catalán Pere Macias destacaron la 'gran sintonía' de sus intereses comunes y subrayaron la necesidad de cerrar el corredor ferroviario de ancho europeo a lo largo de todo el Arco Mediterráneo con la futura conexión entre Castellón y Tarragona, el único tramo que quedaría pendiente una vez culminadas las obras de los dos nuevos corredores de alta velocidad que se construyen entre Madrid y Barcelona y Madrid y Valencia.
Macias apostó por dotar al conjunto del corredor de 'las máximas prestaciones', aunque admitió que será necesario respetar algunos tramos de la actual red que no permiten desarrollar velocidades por encima de 220 kilómetros por hora. Macias citó expresamente el viaducto construido sobre el Ebro hace diez años y explicó que 'ningún ciudadano responsable' asumiría la construcción de uno nuevo para permitir velocidades punta en un tramo de apenas 20 kilómetros.
El consejero catalán comentó que el tren entre Madrid y Barcelona está diseñado para alcanzar velocidades de hasta 350 kilómetros por hora porque un tiempo de viaje de más de dos horas y media no sería competitivo. Y deslizó que en la conexión entre Madrid y Valencia o Valencia y Barcelona no es necesario alcanzar tales prestaciones.
García Antón no se arredró y subrayó que todos los tramos de nueva construcción previstos en el trazado pactado entre Fomento y los presidentes autonómicos de Madrid, Castilla-La Mancha, Valencia y Murcia permitirán las máximas velocidades. Y, tocado por el comentario de Macias, destacó que la apuesta por cerrar el eje mediterráneo es sólo una consecuencia lógica de la prioridad que la Generalitat Valenciana concede a la conexión directa con Madrid.
Costes previstos
Ambos gobiernos autonómicos constituyeron un equipo para estudiar la viabilidad de la conexión entre Castellón y Tarragona para facilitar el trabajo al Ministerio de Fomento, la institución que asumiría el coste de las obras.
García Antón sugirió que el presupuesto de 1,3 billones de pesetas previsto por Fomento para financiar el conjunto del trazado entre Madrid, Valencia, Alicante y Murcia incluye los costes derivados de la futura conexión entre Castellón y Tarragona.
Ambos coincidieron al señalar las dificultades que entraña construir una nueva plataforma ferroviaria a lo largo de la 'ciudad lineal', en palabras de García Antón, que se eleva a lo largo de todo el arco mediterráneo. Pero apostaron por el posibilismo y destacaron que las nuevas vías de ancho europeo repercutirán decisivamente sobre el tráfico de mercancías, sobre todo, más allá de la frontera francesa.
El consejero valenciano también trasladó su interés por prolongar la autovía de La Plana, que construye la Generalitat Valenciana, sobre territorio catalán. La autovía bordea Castellón por el interior y sigue hasta Sant Rafael del Riu, en el linde entre ambas comunidades, está diseñada como alternativa a la actual nacional 340, que discurre sobre un territorio restringido por el exceso de población y urbanización.
Macias trasladó a García Antón las prioridades que se ha marcado el govern catalán en la elaboración de la nueva ley de urbanismo que tramita ahora el Parlament. Y se interesó por el contenido de la ley reguladora de la actividad urbanística vigente en la Comunidad Valenciana y por la singular figura del urbanizador que contiene la norma autonómica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 1 de febrero de 2001