Pese a la desaceleración económica, el crecimiento alcanzó el 4,1% en el conjunto del año debido al tirón del primer semestre, según el Banco de España.
La entidad recalca que 'la progresiva desaceleración de la actividad económica ha tenido su origen en la evolución de la demanda interna y particularmente del consumo privado'. La estimación del Banco de España es que la demanda interna (el consumo y la inversión) ha caído ocho décimas en el año 2000, a falta de cifras definitivas de la contabilidad nacional que se conocerán a mediados del próximo mes de marzo. En la demanda interna es donde más se nota la desaceleración, ya que empezó el año creciendo al 4,8%, descendió al 4,5% entre julio y septiembre y ha caído al 4,3% para todo el año.
Caída de la inversión
El Banco de España resalta que el consumo ha descendido por dos motivos fundamentales: un empeoramiento de las expectativas de los hogares y por la bajada de la Bolsa, que ha eliminado el llamado efecto riqueza de las familias durante 1999.
Frente a la caída del consumo y la inversión, las exportaciones se beneficiaron de la recuperación de la economía mundial, sobre todo de los países del área del euro, donde se dirigen dos terceras partes de la exportación española. La exportación a Estados Unidos también se ha mantenido fuerte hasta que hace pocas semanas, ya que el país no ha dado signos de desaceleración hasta el pasado mes de diciembre.
El gasto de consumo por encima de la renta disponible ha conducido un nuevo descenso de la tasa de ahorro, según el Banco de España. El saldo correspondiente a las familias alcanzó un nivel mínimo en porcentaje sobre el PIB en el segundo semestre del año pasado, según el banco emisor.
La inversión, la otra gran variable en la que se apoya la demanda interna, también cae. Si durante 1999 se había mantenido a tasas superiores al 5,5%, el año pasado el crecimiento de la inversión rozó el 5%.
Debido a la ralentización económica, la creación de empleo también se está desacelerando, según el informe del Banco de España. El año pasado creció un 3,3%, tres décimas menos que el año anterior.
El Banco de España vuelve a alertar sobre la elevada tasa de inflación en España (4% al acabar el año pasado). Señala que aunque 'el año pasado se cerró con unos resultados muy positivos en términos de crecimiento y empleo (...), 'la divergencia en el comportamiento de precios y costes con la zona euro representa un riesgo de pérdida de competitividad que podría acentuarse a lo largo del próximo año' en un contexto de apreciación del euro frente al dólar.
'La economía se enfrenta ahora al reto de volver a la senda de moderación de rentas', que permitió, añade el informe, 'su entronque con un área de estabilidad en la que progresar hacia una convergencia real con los países más avanzados de la Unión Monetaria'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de febrero de 2001