El alcalde de Marbella, Jesús Gil y Gil, volvió a arremeter ayer contra la comisión mixta Congreso-Senado, a la que acusó de pretender 'liquidarle' políticamente y 'llevar hasta sus últimas consecuencias el pacto anti-Gil'. En un comunicado difundido ayer, insistió en que el informe del Tribunal de Cuentas, en el que se recoge que el Ayuntamiento de Marbella no ha logrado justificar 62.000 millones de pesetas de gastos públicos, 'carece de rigor contable y de base jurídica y administrativa', por lo que a su juicio no se le puede imputar un delito penal. La oposición municipal estudia reclamar que el alcalde reponga el dinero desaparecido con su patrimonio personal.
Mientras los representantes municipales del PSOE, PP y PA analizan el contenido del duro informe hecho público el viernes por el Tribunal de Cuentas, en el que se denuncian decenas de irregularidades contables en el Ayuntamiento marbellí y las sociedades públicas entre 1990 y 1999, el regidor trata de rebatir sin éxito cada una de las afirmaciones que se recogen en el documento. Gil acusó a los auditores de actuar 'bajo consigna política' y 'con frivolidad' a la hora de elaborar sus conclusiones. Para el mandatario marbellí, el máximo órgano fiscalizador 'confunde la valoración de bienes con el valor real obtenido en subasta, no ha tenido en cuenta las nóminas de los funcionarios y de los empleados municipales, los recibos de luz y agua del consistorio, la circularización de una cantidad importante de proveedores, ni las alegaciones' presentadas por su grupo.
'Deberían haber tenido más cuidado al confeccionar el informe', apuntó Gil, que reiteró que 'todos y cada uno de los convenios están contestados'. Se presentó como víctima de 'un juicio paralelo', al que aseguró está acostumbrado, y añadió que 'una cosa es acusar a sabiendas de que se hace con falsedad y otra cosa muy distinta probar'.
Jesús Gil confió en que en la comisión de enjuiciamiento se determine que no se han producido irregularidades durante sus nueve años de gestión en Marbella, al igual que, recordó, sucedió con la cámara de cuentas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de febrero de 2001