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CARTAS AL DIRECTOR

Educación y vida

Ellos han matado a un cocinero. Un acto difícil y de valor extremo. Hace muchos años mataron a un presidente del Gobierno y algunos pensaron que había una razón. Después mataron a militares de uniforme. Por algo sería, se decía. Asesinaron a militares sin uniforne. Así diferencian a la persona de la institución, oí en cierta ocasión. Nunca matarán a un policía vasco, nunca matarán a un político vasco, nunca matarán a un civil. Uno tras otro fueron cayendo. Por el camino, cadáveres de mujeres y niños. Daños colaterales, según eufemismo actual. Anteayer mataron a un médico; ayer, a un fontanero. Ahora han matado a un cocinero. Mañana te matarán a ti, a tu mujer o a tu hijo. Sólo la reflexión puede detener la matanza. El respeto a la libertad y a la vida es innegociable y estos principios deben ser inculcados a los ciudadanos desde el momento de su nacimiento. ¿Se lo has enseñado ya a tu hijo? Su educación es tu herencia. El futuro en paz dependerá de él y de sus iguales.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de febrero de 2001