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Crítica:VISTA ALEGRE | LA LIDIA

Expectación sin cumplir

La novillada había levantado expectación por la presentación en la capital de dos novilleros de cartel, tras su andadura sin picadores, y por el hierro anunciado, considerado de lujo. Pero los novillos sumaron, a la mansedumbre, flojedad de remos, y, por lo tanto, la emoción fue más bien escasa.

En primer lugar toreó Leandro Marcos, ya veterano, que a su flojo primero, que embestía con dulzura -al que hubo que levantar del albero, coleándole, tras los pimeros pases de tanteo-, le llevó templado y artista por los dos pitones en el último tercio. El regalo de las trincheras y cambios de mano para rematar las series de muletazos fueron bonitos y oportunos. En su segundo se llevó una voltereta cuando toreaba al natural, y cumplió sin apreturas.

César Jiménez tiene un corte excelente y tiró de su primero muy bien en el toreo al natural. Estuvo reposado, aunque acusó el debú y la expectación y pecó de frialdad. En su segundo hizo un quite por chicuelinas y tafalleras de buen aire, tuvo ganas y ambición, y se pudo ver que piensa en la cara de los bureles. Esperanzada carta de presentación. Iván García pone banderillas con facilidad y poder, maneja el percal de manera variada y en el toreo de muleta enseñó que si acierta con el temple lleva largo y toreados a los novillos. En su primero resaltó su toreo en redondo y en su segundo estuvo voluntarioso y certero con la espada.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de febrero de 2001