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Un joven pasó casi tres horas con el dedo atrapado en una cabina

La noche de sábado de Raúl Chamorro, de 24 años, se complicó de forma imprevista y absurda cuando decidió utilizar una cabina telefónica para llamar a unos amigos con los que había quedado en la Plaza del Dos de Mayo. Metió una moneda de 100 pesetas en el aparato, marcó y, al no conseguir establecer comunicación, colgó y esperó que la cabina le devolviera los 20 duros. Raúl notó que la moneda descendía hasta el cajetín, pero se quedó a medio camino. Entonces, metió el dedo bajo la trampilla para alcanzarla. Casi la tocaba cuando el dispositivo de seguridad para impedir robos en las cabinas se cerró sobre su dedo atrapándole. Era la una menos cuarto de la madrugada. Hasta casi tres horas después, Raúl permaneció enganchado a la cabina mientras dos dotaciones de bomberos intentaban liberarle entre los comentarios de unas 200 personas salidas de todos los bares de la zona. Al final, un operario de Telefónica llegó desde Móstoles para rescatarle.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de febrero de 2001