La delegada del Gobierno en Valencia, Carmen Mas, reconoció ayer la ineficacia de la vigilancia en la calle de Bello, en Valencia, después de que EL PAÍS informara ayer de la venta impune de droga, a plena luz del día, a centenares de consumidores en esa zona del puerto marítimo. Mas salió al paso de la situación pidiendo mayor presencia policial. La orden se ejecutó al instante. En el lugar se personaron cuatro dotaciones y una unidad de intervención. Ayer no hubo colas ni venta organizada.
Fuentes policiales aseguran que multiplicar los agentes no solucionará el problema. Además, durante el mes de enero se realizaron 1.296 identificaciones relacionadas con la compra-venta de estupefacientes en la zona, se practicaron 24 detenciones -de las que sólo una se ha traducido en ingreso en prisión- y tres registros domiciliarios, en los que se incautó de joyas por valor de cinco millones de pesetas, tres millones en efecivo y 15 millones en valores.
Los vecinos reaccionaban ayer con sorpresa al advertir la enorme presencia policial en el barrio. 'Seguramente, dentro de dos semanas estaremos igual', aseguraba el presidente de la asociación de vecinos.
Y es que llevan más de un año denunciando a la Administración, con todo tipo de pruebas y sin obtener respuesta, lo que es visible para cualquiera que se acerque al barrio del Puerto de Valencia. Centenares de consumidores de droga -sobre todo de hachís, pastillas y papelinas de heroína- se concentran en la calle de Bello. Cada día, con mayor intensidad el fin de semana, aprovechando el cambio de turno de los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que vigilan la zona, jóvenes de toda condición forman una perfecta fila para pillarle la dosis al camello apodado el ciego, quien hace una semana fue detenido y puesto en libertad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de febrero de 2001