'Cuando el bosque se quema, algo suyo se quema..., señor conde'. ¿Recuerdan? Como funcionario público, cuando se nos dijo que no nos subirían el IPC, me sentí expoliado, y cuando recibí la nómina de enero de 2001 y comprobé que ganaba 181 pesetas menos al mes que en 2000 (por aquello del cambio de tramo), me sentí, además, literalmente estafado. ¡No es la primera vez!
Y no me hablen de solidaridad y altos principios sin antes mirar atrás y comprobar lo que sucediera al unísono con las retribuciones, estipendios, prebendas y demás gabelas de nuestros señores senadores, diputados y demás altos cargos.
Parodiando el sentir del primer párrafo, me atrevo a corear el ¡España va bien!, añadiendo por mi cuenta ¡a costa de los funcionarios!
¿Es justo que el mismo colectivo utilizado para nuestro acercamiento a Europa y al euro pague hoy el crecimiento de enanos (léase, por ejemplo, desastres atmosféricos, vacas locas, etcétera)?
Y es que el pueblo que no tiene memoria... Señores, hasta las próximas elecciones.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de febrero de 2001