Las críticas vertidas contra el hospital británico de Alder Hey en Liverpool el pasado domingo por Dick van Velzen, patólogo acusado de almacenar ilegalmente órganos de niños muertos, han provocado una agria respuesta por parte de sus responsables. Van Velzen, que ha huido a Amsterdam, aseguró que el centro y no él debió haber advertido a los padres de que sus hijos serían despojados de sus órganos en la autopsia. Tony Bell, director ejecutivo en funciones del establecimiento le ha contestado que no es de recibo 'echarle la culpa a todo el mundo de unas extracciones efectuadas con mentiras'.
Van Velzen ha perdido su empleo en Holanda y podría ser extraditado a Canadá por presunta posesión ilegal de órganos de menores. El Gobierno británico trata, por su parte, de evitar que el escándalo redunde en un descenso de los trasplantes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de febrero de 2001