Las obras de urbanización de unos terrenos emplazados en primera línea del Cabo de las Huertas, en la Playa de San Juan de Alicante, amenazan la supervivencia de la reserva botánica Cantalar, protegida por la Generalitat por su carácter endémico. Vecinos y ecologistas criticaron ayer la concesión de licencias para construir en la zona que el 31 de enero otorgó la comisión municipal de gobierno del Ayuntamiento de Alicante, gobernado por el PP con mayoría absoluta.
El Ayuntamiento de Alicante aprobó durante la comisión de gobierno celebrada la semana pasada la reparcelación de los terrenos de cala Cantalar. Esta decisión posibilita, tras varios años de conflicto entre los propietarios, la construcción de viviendas unipersonales en primera línea del Cabo de las Huertas, en la Playa de San Juan, uno de los escasos espacios vírgenes del término municipal de Alicante.
Los ecologistas y colectivos cívicos sostienen que la inminente urbanización de la zona acabará con una especie vegetal, declarada microreserva de flora por la Generalitat y por la Unión Europea por su carácter endémico. Apuntan que en la zona hay una población de Linmonium Furfuraceum (alcolecha, siempreviva), especie autóctona valenciana; y de la planta Senecio Auricola, característica de la zona íberolevantina.
El Ayuntamiento de Alicante ha exigido a la empresa constructora, Tomás García, SL, que adopte las medidas pertinentes para proteger la microreserva botánica de la sierra Cantalar. A tal efecto, la mercantil ha colocado una valla, una medida que, a juicio del portavoz de Ecologistas en Acción, Carlos Arribas, es 'insuficiente' para proteger esta especie durante el proceso de edificación. Tras cuestionar la función de esta valla, que en su opinión 'sólo sirve para estorbar a los viandantes que deseen pasear por la costa', el conservacionista indicó que la idea de mantener esta especie vegetal es ahora 'una ilusión'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 8 de febrero de 2001