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Tony Blair se compromete a decidir en un plazo máximo de dos años si el Reino Unido adopta el euro

El primer ministro británico, Tony Blair, dio a conocer ayer por primera vez el calendario del potencial ingreso del Reino Unido en la zona euro. Presionado por el líder de la oposición, el conservador William Hague, Blair indicó en la Cámara de los Comunes que la polémica cuestión se revisará en el plazo máximo de dos años tras una eventual victoria laborista. Con las elecciones al Parlamento de Westminster previstas el próximo mayo, y los conservadores en la cola de los sondeos de opinión, el futuro de la libra podría comenzar a aclararse en 2003.

Aún y todo, el euro tropezará con numerosos obstáculos en su expansión hacia el Reino Unido. En octubre de 1997, el ministro de Finanzas, Gordon Brown, enumeró cinco 'pruebas' económicas que se deben cumplir en interés británico: convergencia de ciclos con la eurozona y análisis del impacto de la moneda única en empleo, en los servicios e industria financieros, en inversión y en la flexibilidad de la economía. Blair garantizó ayer revisar el resultado de estos criterios a los dos años del próximo ejercicio legislativo.

Un posible aprobado del Gobierno laborista dará luz verde al prometido referendo sobre la abolición de la libra. La campaña cuenta de entrada con el rechazo de los conservadores, que han desechado el euro hasta 2006, como mínimo, y con la oposición de gran parte del electorado.

Adelantando las fechas de un posible referendo, el primer ministro intenta parapetar la polémica cuestión del futuro de la libra del centro de debate de la campaña electoral que, en la práctica, ya ha comenzado. Despeja, igualmente, dudas sobre la posición del Ejecutivo tras la forzada dimisión del ministro Peter Mandelson, el más europeista del entorno Blair y más propenso, hasta su reciente caída, a defender las ventajas que el euro aportará a la economía e industria británicas.

Brown ha perdido el entusiasmo inicial por la moneda única y se limita a repetir hasta la saciedad que la decisión final estará en función a los intereses económicos del país.

Frente a su aparente oposición, los ministerios de Comercio e Industria y Exteriores abogan en público por avanzar hacia la eurozona. 'La industria comprende nuestra política', dijo Stephen Byers, responsable de Comercio, esta semana en relación a la llamada estrategia de esperar a ver si funciona. 'De haber descartado la adhesión, las recientes decisiones de invertir [en el Reino Unido] no se hubieran producido', señaló ante un foro de empresarios.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 8 de febrero de 2001