La guerra por el control de la televisión en Rusia está en la fase final, y todo apunta a que la ganará el Kremlin. Una batalla clave, la de la primera cadena (ORT), se ha resuelto con la venta por el magnate Borís Berezovski de su 49% de acciones y el paso en la práctica bajo control total del Estado. La otra, la que tiene en jaque al canal privado NTV (único crítico con el poder), va por el mismo camino.
La última escaramuza ha sido el registro y confiscación de documentos del banco con el que operan la NTV, la cadena de entretenimiento TNT y la emisora de radio Eco de Moscú, integrados en el imperio mediático de Vladímir Gusinski, en detención domiciliaria en España mientras se decide sobre la demanda de extradición a Rusia, donde se le acusa de estafa masiva. Según Yevgueni Kiseliov, director de la NTV, la incursión muestra la intención de la fiscalía de 'detener a toda costa' el funcionamiento de esos medios.
Reporteros Sin Fronteras se unió ayer al coro de quienes, dentro y fuera de Rusia, creen que se trata de mucho más que una disputa financiera, aunque el acoso al grupo de Gusinski sería más difícil de no ser por las deudas multimillonarias del magnate. La guerra puede terminar, según RSF, con la pérdida por los ciudadanos del 'derecho a ser informados por medios audiovisuales pluralistas' y con la 'toma de control pura y dura' por el Estado de la NTV y la ORT.
Exiliado
Berezovski huyó al extranjero y se declaró exiliado político cuando la fiscalía le buscó las vueltas por fraude y blanqueo de dinero de la compañía Aeroflot. La venta de sus acciones en la ORT, efectuada a través de su socio Román Abramóvich, es el resultado de su nueva relación con el poder, o más bien de la falta de ella.
Ayer, el ministro de Información, Mijaíl Lesin, aseguró que las acciones de las que se deshace Berezovski seguirán en manos privadas. Pero parece claro que la cadena, que el magnate manipuló durante años, pasa a ser gestionada por el Kremlin, que dominará el consejo de directores.
Pese a todo, Berezovski no se resigna a quedar al margen de la guerra mediática y ha anunciado que está dispuesto a conceder un préstamo de 50 millones de dólares (unos 900 millones de pesetas) para que la NTV haga frente a sus 'gastos operativos'. También asegura que tratará con un banco suizo de la compra de un préstamo de 262 millones al grupo Media Most, el mismo que permite a su garante, el monopolio del gas (Gazprom), estar a punto de hacerse con el control de la NTV.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de febrero de 2001