Centenares de vecinos del barrio valenciano de Campanar salieron ayer a la calle para protestar por la falta de seguridad ciudadana y el tráfico de estupefacientes en el barrio. La protesta, similar a las realizadas en otras zonas de la ciudad, está dentro de la estrategia de las asociaciones de vecinos para que la Administración solucione su problema. El teniente de alcalde del Ayuntamiento de Valencia ordenó ayer que se tapien nuevamente las alquerías abandonadas y se cierre el colector del barrio donde se refugian los toxicómanos para consumir los opiáceos. Los vecinos están hartos de un problema que dura años.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 10 de febrero de 2001