En la prolongación aparecíó Catanha y resolvió un partido muy defensivo, con los dos equipos bien parados en su campo, procurando siempre recogerse antes que desplegarse. El Celta estuvo más activo, puso más interés. De ahí, su triunfo, pese a que el Espanyol es un equipo que difícilmente se deja someter.
Las alineaciones ya delataron que el choque tendría mucho plomo. Faltaban jugadores capaces de jugar por delante de la línea de medios y enganchar con los arietes; futbolistas que generaran espacios, que posibilitaran las llegadas al área, pobladas de zagueros.
Mostovoi y Martín Posse parecieron aliviar el tedio; por lo que son más que por lo que ofrecieron. Pero no hubo manera de que nadie dinamitara el control de juego que se exigieron un equipo y otro en una tediosoa noche hasta que Catanha decidió en la penúltima jugada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de febrero de 2001