Existe una 'España pendiente' que debe asentarse en la cooperación, cohesión y pluralidad. El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, se propone poner las bases para este nuevo 'tránsito constitucional', que requiere diálogo, instrumento que, a su juicio, no utiliza el Gobierno del PP, al que atribuyó la práctica 'del poder puro y duro' para imponer sus tesis. Zapatero pide a su partido que se afane en dar ejemplo de 'unidad, tolerancia y amor por cambiar España' ante la perspectiva de 'un vuelco social' tras las próximas elecciones.
Rodríguez Zapatero combinó los mismos conceptos para definir la acción política hacia la sociedad y hacia su partido. 'Vamos a demostrar a la derecha cómo se hace país desde la oposición: diálogo ante su desprecio, silencio frente a las bajezas', avisó el secretario general del PSOE en la localidad palentina de Magaz de Pisuerga. Ante varios centenares de dirigentes y militantes socialistas, el líder del PSOE clausuró la séptima edición de unas jornadas de debate organizadas por el secretario general castellano-leonés, Ángel Villalba, y el alcalde palentino, Heliodoro Gallego. En primera fila le escucharon el presidente castellano-manchego, José Bono, la presidenta de los eurodiputados españoles, Rosa Díez; el presidente asturiano, Vicente Álvarez Areces, el dirigente catalán Pasqual Maragall, y el alcalde de Barcelona, Joan Clós. El propósito del líder del PSOE fue marcar los objetivos para conseguir 'un vuelco social' que requiere llenar de contenido lo que llamó 'la España pendiente'. 'Hay una España pendiente en lo social, en lo histórico y en el asentamiento de valores democráticos', dijo Zapatero, que habló de la necesidad de la cooperación y la integración ya que, a su juicio, todavía no se ha conseguido 'una España plural y cohesionada', para lo que se necesita 'patriotismo constitucional', dijo en tono vehemente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de febrero de 2001