Jesús Gil asegura en su comunicado que los hechos de la querella no sólo son 'inventados', sino que además 'son imposibles'. La nota del alcalde de Marbella, extensa y mezclada como casi todas las suyas, viene a certificar que cuando él llegó al municipio no tuvo más remedio que acudir a 'inventos' para pagar y construir, algo que justifica como la única manera de que Marbella saliera adelante.
'Había dos formas de gobernar', afirma Gil en su comunicado: 'Hacer lo clásico, como se venía haciendo, destinar los ingresos a los funcionarios sin más trabajadores y empresas municipales, otro dinero a asociaciones de vecinos, fiestas y viajes (sic) y la ciudad abandonada como estaba'. Eso, como explica a continuación, no fue lo que hizo él, sino que optó por la otra forma: 'Un plan nuevo de gestión, que sin poder ni tener medios y con imaginación, ha transformado la ciudad, siendo hoy la de más calidad de vida y la mejor del mundo, al precio que sabemos algunos, y que, a pesar de todas las intrigas y denuncias falsas, ha merecido la pena porque las obras están ahí, las inversiones se palpan y las disfruta el pueblo'.
Por si quedaba alguna duda de que ese plan nuevo que dice salió de su propia chistera, el propio Jesús Gil y Gil se encarga de aclararlo: 'Y los inventos, inventos son, porque nadie se ha podido quedar con una sola peseta porque siempre las necesidades eran muy superiores a las existencias'.
Entre los supuestos inventos estarían el desvío de dinero a cuentas no oficiales, lo que se hizo después de que 'en tres o cuatro ocasiones' las partidas de dinero directamente transferidas a las sociedades municipales para el pago de atrasos de nómina 'fueran embargadas'. Por ahí debe estar 'el milagro' que cita Gil con el que logró que el dinero estuviera y no estuviera, según se mire.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de febrero de 2001