En el mes de noviembre pasado diagnosticaron a mi marido una enfermedad grave que requirió una larga estancia en el hospital de Sant Pau, una intervención quirúrgica de alto riesgo y tratamiento posterior aún en curso. Él y toda la familia necesitamos agradecer la asistencia que recibimos de los profesionales que nos atienden y destacar la gran ayuda que nos brindaron en los momentos más difíciles y angustiosos. Cuidados médicos excelentes, un trato humano, comprensivo, cariñoso, siempre afable, con sonrisas y buen humor aun en las situaciones en que la cantidad de trabajo desborda los recursos.
Otra vez, gracias a todos por su gran capacidad para infundir esperanza y paliar el dolor físico y psíquico: al servicio de cirugía digestiva; al servicio de anestesiología, reanimación y terapia del dolor; a la unidad de cuidados intensivos; a la unidad de semi-críticos; a la Sala Sant Albert, y al servicio de oncología (quimioterapia y radioterapia).-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de febrero de 2001