Ya en el catálogo que acompaña el recorrido de sus obras se dice bien claro que sus cuadros necesitan de la penumbra para ser vistos. La luz potente los mata. No en vano su exposición individual se titula genéricamente A las afueras de la mirada..., porque lo que el ojo no es capaz de ver, muchas veces es lo más interesante para Vicky Herreros (Madrid, 1964). Y así llegan las sombras a los cuadros de esta artista madrileña, que es pintora desde que su mente consigue recordar. Los Reyes Magos le traían caballetes; la Universidad Complutense la licenció en Bellas Artes. Desde entonces, y hasta el día de hoy, ya han tenido lugar unas cuantas exposiciones, dentro y fuera de España. Tiene cierta gracia que esta luz que ofrece Madrid para todos, y contenta especialmente a pintores, cineastas y fotógrafos, quede relegada a otro plano en sus cuadros. Tal vez, con Vicky Herreros, de Madrid se va no al cielo, sino a la sombra del cielo, si es que existe o alguien es capaz de percibirla.
Pregunta. Color blanco, color negro. ¿Cuál es más honesto y cuál más mentiroso?
Respuesta. Los dos mienten; el blanco nunca es blanco del todo y el negro se esconde de otra manera... Pero son honestos, porque no pretenden ser otra cosa que lo que son.
P. ¿Es usted pintora de sombras?
R. Siempre me ha atraído la sombra como concepto, y también de forma plástica. Me gusta porque es ambigua y deja lugar a la interpretación.
P. ¿Dónde queda la luz de Madrid?
R. La sombra de Madrid también es muy bonita. Lo que provoca la sombra siempre es la luz..., pero mi favorita es ese momento del día en que deja de ser luz.
P. ¿Un lugar para observarla?
R. El paseo de Recoletos o Conde de Xiquena, por ejemplo. Y todavía, con mayor privilegio, en Bailén.
P. ¿Qué hay A las afueras de la mirada?
R. Quería sugerir con este título todo eso a lo que no hacemos caso, aquello a lo que no dirigimos la mirada y que es precisamente lo que rodea y configura lo que estamos mirando.
P. Y ¿desde la oscuridad se sigue viendo?
R. Todos somos capaces de ver en ella, porque precisamente es cuando todo puede pasar, al unirse lo que se sugiere y lo que se intuye, de ahí el potencial. Después, lo que no vemos en absoluto terminamos por imaginarlo.
P. ¿Los peatones son amables con la gente que se detiene en la calle durante horas a pintar una imagen o un momento de la ciudad?
R. Todo el mundo tiene un rato para pararse a comentar..., ¡aunque luego lleguen tarde! Yo creo que, en esta ciudad, siempre vamos corriendo e incluso llegamos tarde, pero es porque hemos hecho todo lo que queríamos hacer.
Vicky Herreros. Astarté. Monte Esquinza, 8. Metro Alonso Martínez. Hasta el 13 de febrero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de febrero de 2001