Los Muyahidín al Jalq (Combatientes del Pueblo) intentan capitalizar el creciente descontento de los iraníes por el bloqueo de las reformas que prometió Mohamed Jatamí. Otras dos explosiones ocurridas ayer en el norte de Teherán llevaban la firma de ese grupo armado, que en los últimos meses ha intensificado sus acciones contra el régimen islámico.
El atentado se produjo una vez más en la zona de Vanak, donde se localiza un cuartel de la Guardia Revolucionaria (un cuerpo de élite), una base de la policía nacional y varias instalaciones militares. Al igual que en el ataque del jueves de la semana pasada, no hubo que lamentar víctimas. Las explosiones de ayer coinciden con el anuncio oficial de nuevas 'medidas y planes' para 'reducir al mínimo' las operaciones de los Muyahidín al Jalq, grupo que el Gobierno iraní califica de terrorista.
Los muyahidín, que cuentan con escasa popularidad dentro de Irán, se han responsabilizado también de una serie de bombas en las regiones fronterizas con Irak, donde tienen su base de operaciones. Con esta última campaña, el grupo pretendía, sin duda, eclipsar las celebraciones del aniverversario de la Revolución Islámica de 1979, que este año se ha celebrado en medio de protestas por el bloqueo conservador al programa reformista del presidente Jatamí.
La tensión política aumenta con cada nueva detención de un partidario de los cambios. Ayer, el tribunal de prensa (como el conjunto del sistema judicial en manos del sector inmovilista) envió a la cárcel a otro aliado de Jatamí, el periodista Mohamed Bagher Vali-Beik. La causa, su condición de director general de Yamee é Ruz, la editorial que desde hace tres años publicaba la mayoría de los periódicos reformistas hoy suspendidos. Desde el triunfo de los reformistas en las legislativas del año pasado, los conservadores han usado los tribunales para cerrar una treintena de publicaciones y encarcelar a por lo menos 15 periodistas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de febrero de 2001