En este paisaje idílico, mezcla de explotación agrícola y arquitectura industrial, dentro de poco se oirá barritar a los elefantes y correrán manadas de jirafas, cebras y antílopes. El Zoo de Barcelona abandonará el parque de la Ciutadella, en el que lleva 110 años, y se trasladará a la finca Torre Marimon, en Caldes de Montbui (Vallès Oriental), una reserva natural de 100 hectáreas que le permitirá entrar en el nuevo milenio con el potencial suficiente para situarse al nivel de los grandes parques zoológicos del mundo. El alcalde de Barcelona, Joan Clos, y el presidente de la Diputación, Manuel Royes, firmaron ayer un protocolo para iniciar los estudios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de febrero de 2001