Es cierto que el AVE fomenta el desarrollo de las poblaciones que conecta. Pero también lo es que los adelantos favorecen siempre a los mismos. Porque ¿quiénes pueden pagar un billete del AVE?: ejecutivos que viajan por cuenta de sus empresas y algunos particulares adinerados. Pregunten a los campesinos de La Manchuela, al este de Cuenca, si prefieren que en Motilla haya una estación del AVE -'ave de paso', nunca mejor dicho- o un hospital comarcal que les ahorre el viaje a la capital de madrugada para hacerse un simple análisis o una radiografía. Tanto pitorreo con 'la revolución pendiente', y todos los políticos siguen posponiendo el bienestar de los pueblos, propiciando su abandono. Prefieren la demagogia electoral de las obras faraónicas que les sacan en TVE.
Los manchegos, agitando la banderita de papel, verán pasar de largo el progreso, llamado AVE, y regresarán a sus tierras pensando en arrancar cepas y olivos, que es más rentable. Y los demás nos reiremos de la torpeza de los autores de este proyecto, que tendrá que cruzar de nuevo el Cabriel. ¿Destrozarán del todo el paisaje de Contreras o pasará el AVE por el trazado Borrell de la autovía? ¡Qué ridículo tan grande! Todo sea por la pegatina electoral con el lema de '¡Madrid-Valencia, en menos de dos horas!'.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de febrero de 2001