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El Espai Brossa vuelve al terror con el montaje 'El far del maleït'

Una de las principales inquietudes de los responsables del Espai Escènic Joan Brossa es la de configurar una programación afín a la sensibilidad del artista que dio nombre a este teatro barcelonés. Brossa era un gran amante del terror y del teatro de grand guignol. A este gusto responde La mà de mico, un espectáculo que la sala presentó un par de años atrás, y también El far del maleït, que se estrena hoy. El montaje, dirigido por Hermann Bonnín, está interpretado por Josep Maria Domènech y Xavier Ripoll.

El punto de partida del espectáculo es Gardiens de phare, una obra de Paul Autier y Paul Cloquemin estrenada en París en 1905, muy popular en el teatro catalán de la década de 1930 y que fue llevada al cine por esa misma época. Pero a partir de este texto, Sabine Dufrenoy firma una versión que se alimenta de numerosas leyendas de naufragios y de relatos enigmáticos protagonizados por fareros.

La obra está ambientada en el interior de un faro en el que conviven el farero y su hijo. Para crear el clima que necesita el montaje, el escenógrafo Paco Azorín ha reproducido a escala la estancia del faro en la que se desarrolla la acción. Es un decorado envolvente porque incluye también el espacio reservado para los espectadores, de modo que el público pueda sentirse implicado en la historia.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de febrero de 2001