Un grupo de 25 pistoleros asesinó a 12 personas, incluidos dos niños y el comisario municipal, el pasado miércoles en una población del Estado mexicano de Sinaloa, en el noroeste del país, en una matanza relacionada al parecer con el tráfico de drogas y armas. Los asesinos iban encapuchados y vestidos con ropa verde, e irrumpieron en varios domicilios con fusiles de asalto. Preguntaron por el paradero de 'las armas' y al no recibir respuesta, comenzaron a disparar.
El suceso ocurrió en la localidad de El Limoncito, situada a 80 kilómetros de la capital de Sinaloa -tierra natal de importantes capos mexicanos de la droga-, y fue conocido después de su publicación por el diario local El Debate. Los pistoleros llegaron al pueblo hacia las cinco de la tarde (hora local), y allanaron todas las casas que encontraron a su paso. Sacaron a los hombres y les preguntaron por el lugar de las armas. Nadie supo decir a qué armas se referían.
Huida hacia los cerros
Los criminales subieron entonces a los hombres a un camión. A continuación, abrieron fuego contra ellos. Murieron 12 personas, la mayoría campesinos, y sobrevivieron tres albañiles. 'Luego del atentado', informó el periódico, 'decenas de familias de este lugar y de los poblados cercanos abandonaron sus casas y se ocultaron en los cerros hasta que llegaron policías'.
Honduras registró otra matanza. Un grupo de supuestos narcotraficantes asesinaron a los seis miembros de una familia, incluidos tres menores, según informó la Policía Nacional. Los delincuentes emplearon fusiles AK-47 y desmembraron los cadáveres a machetazos. 'Esta gente [los asesinos] estaba obligando a las víctimas a que sembraran droga, marihuana, y ellos se opusieron y los mataron por eso', dijo Flores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de febrero de 2001