Cardamomo, ámbar, almizcle, mirra, alheña, jengibre, alcaravea... son algunos de los olores sobre los que se pueden descubrir todos los secretos en la exposición que acoge, hasta el 25 de marzo, la carpa instalada por La Caixa en la plaza de los Santos Niños de Alcalá de Henares. Bajo el título Los aromas de Al-Andalus, la muestra propone, utilizando el olfato como medio de transporte, un recorrido por esta civilización refinada, hedonista y culta que pobló el sur de la península Ibérica entre el siglo VIII y el XV. 'Son aromas que nos resultan muy familiares, dando fe de cuánto de aquella cultura forma parte de nuestro ser actual', explica la comisaria de la muestra, Margarita López.
López y el químico encargado de sintetizar las esencias han trabajado tres años en su preparación. El resultado son 22 cilindros transparentes que encierran otras tantas esencias, que el visitante puede liberar mediante un ingenioso mecanismo. Además, hay otra veintena de aromas disueltos en el aire que llenan las estancias en las que se han recreado los cuatro espacios en los que transcurría el día del andalusí. Y decenas de paneles que explican los diferentes usos que se daban a las materias primas responsables de este conglomerado de olores.
La exposición comienza refiriendo cómo llegaban estas substancias -en su mayoría especias- hasta los puertos andalusíes, en caravanas que se demoraban más de un año en llegar a su destino. Partían desde las dársenas de Java, Sumatra o India y viajaban por tierra hasta las costas de Siria y Palestina, para continuar por mar, bordeando las costas mediterráneas, hasta arribar a Sevilla o Almería.
El visitante entra a continuación en el zoco, donde le sorprende el arco iris de olores de los puestos de las especias y la fruta. Allí se vendían también las tintoreras como el índigo, el añil o la alheña que teñía el pelo de las mujeres y adornaba con complicados dibujos sus manos y pies.
A la salida, el visitante puede acercarse al cilindro que contiene la esencia de ámbar y, tras olerla, descubrir en su leyenda que la materia prima se extraía de las vísceras del cachalote y que servía tanto para ser quemada en los pebeteros de la mezquita como para producir afrodisíacos.
En la casa parece que está a punto de servirse un banquete que acompañe el té. A la salida se enumeran las materias primas de aromas intensos que se utilizan como condimento, como ingrediente de bebidas y confituras o para mimar y adornar el cuerpo. Dos ejemplos: agua de rosas para refrescarse al despertar y aceite de habas y altramuces para quitar las verrugas.
En la última estancia, el olor de jazmín y el azahar de los naranjos amargos transportan a los recoletos jardines, evocación del paraíso, de las casas andalusíes.
Los aromas de Al-Andalus, plaza de los Santos Niños, de lunes a viernes, de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00; sábados, domingos y festivos, de 11.00 a 15.00 y de 17.00 a 21.00, hasta el 25 de marzo. Se pueden concertar visitas guiadas para colegios en el teléfono 91 883 25 50.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de febrero de 2001