La Liga ACB ha cogido velocidad de crucero. A varias semanas de la Copa del Rey, punto de contacto entre todos los equipos importantes y lugar ideal para la rebelión contra el poder establecido, nos encontramos en una fase anodina, en la que las jornadas se suceden (esta semana dos entregas) sin que abunden los hechos destacables. Había interes por conocer el efecto que producía el fracaso europeo en el devenir doméstico del Barcelona, pero, quién sabe si por la repetición anual de la decepción (la costumbre ayuda mucho a llevar estos mazazos), por su madurez como equipo o por la gratificante vuelta de sus lesionados, no ha variado su continua racha de victorias, destacables sin duda tratándose de dos adversarios consolidados como el Tau y el Pamesa. Es la mejor terapia posible para superar una situación tan difícil. Por eso no es una buena noticia para aquéllos que ven positivo cualquier traspié del Madrid y el Barça, en aras de la igualdad siempre publicitada, el hecho de que ni vitorianos ni valencianos hayan aprovechado la herida abierta por el Beneton, italiano, el equipo blaugrana.
El Madrid y el Tau tienen coartada para justificar, al menos durante unas jornadas, que lo importante es ir sumando rutinariamente sin que sea necesario sembrar el entusiasmo. Su mente durante estos días está puesta en la Euroliga y ya se sabe la dificultad de compaginar a pleno rendimiento dos competiciones tan exigentes. Teniendo en cuenta que el Barça está bastante lejos (dos victorias mínimo) y que la mística de acabar primero en la temporada regular ha perdido mucho de su efecto (esa ley no escrita que el primero siempre ganaba la Liga se ha roto varias veces en los últimos años), basta con tener un ojo puesto en la competición nacional para no complicar en exceso la situación con vistas a los play-offs y, sobre todo, concentrarse al máximo en lo más próximo: Europa. El Unicaja sueña con su Copa del Rey como local, el Estudiantes intenta enderezar su errático rumbo y el Fuenlabrada anda enfriado con la lesión de Perasovic; otro equipo éste que deberá darse unos cuantos encuentros de margen para acostumbrarse a la momentánea pérdida de su gran estrella. Resumiendo, que, unos por una cosa y otros por otra, caen las jornadas sin que suba la temperatura. La liga ACB ha puesto el piloto automático.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de febrero de 2001