Somos un grupo de alumnos y padres del IES Infanta Isabel d'Aragó. El pasado curso 99-00 realizamos un intercambio escolar con alumnos de Alemania. Nuestros profesores hicieron una solicitud de subvención económica a la Administración y en enero de 2000 nos comunicaron que se nos había concedido. Hemos escrito una carta al departamento correspondiente de la Generalitat y no nos han contestado. A nuestros profesores les dan sólo palabras y esperanzas: que depende de Madrid. Es posible que si preguntamos al ministerio digan que depende de Bruselas. Nosotros no entendemos cómo en una época de tan rápida tecnología y de tan extendida y rápida red de Internet como la que manejamos en las aulas, sea tan difícil transferir un dinero de un lugar a otro. Nuestros padres, cuando tienen deudas con la Administración o con los bancos, tienen que pagar con puntualidad; si no, las consecuencias son multas y recargos. ¿Por qué entonces la Administración no actúa con la misma rapidez que nos exige? Nos resulta difícil entender que eso que llamamos Unión Europea llegue en un futuro a funcionar bien si estas simplezas no se solucionan con agilidad. Tal vez los adolescentes somos muy idealistas y no entendemos los asuntos complicados del dinero, pero a lo mejor otros son demasiado materialistas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de febrero de 2001