Desde el inicio, Fernando Sánchez Dragó marcó el tono de su larga entrevista con José María Aznar, emitida el pasado domingo en el programa que dirige, Negro sobre blanco (La 2 de TVE). 'Buenas noches, mejores que nunca', fueron las palabras con las que comenzó un encuentro que arrancó en la medianoche y se prolongó durante más de una hora y media. Luego, el autor de Historia mágica de España se lanzó a elogiar al presidente del Gobierno, al que durante todo el encuentro habló de 'tú', tratamiento al que el presidente respondía con un cordial 'Fernando'.
'Hombre de palabra, aunque a mí me gustaría que, al menos una vez, en el 2004, la rompiese'; 'Lector de temple excepcional, y no lo digo por adulación'; 'Sé que eres un gran lector de biografías políticas y de memorias, aunque Ana [Botella] me ha dicho que tú nunca escribirás unas memorias', fueron algunas de las frases que Sánchez Dragó dedicó al líder del PP. El momento cumbre llegó cuando político y presentador hablaban del poema If, de Kipling. 'Muchas de las estrofas parecen una definición de tu carácter y de tu estilo político', dijo Sánchez Dragó, antes de pasar a leer versos del escritor británico: 'Si marchas junto a reyes con tu paso y con tu luz...'.
La entrevista, grabada el pasado viernes, tuvo lugar en una de las dependencias privadas de La Moncloa, en una estancia llena de libros y de fotos familiares. Sánchez Dragó anunció que sólo iban a hablar de libros, aunque los primeros 27 minutos de la entrevista estuvieron centrados en la familia y los recuerdos de Aznar. Luego, por fin, entraron en materia literaria.
El presidente tuvo tiempo para hacer unas cuantas confesiones: escribe poemas que no enseña a nadie, el cuaderno de tapas azules existe (pero no es un diario), ha hecho viajes literarios por 'Gerona' (no utilizó la denominación oficial, Girona) en busca de las huellas de Pla o se cartea con Pere Gimferrer y Sábato. No hubo grandes sorpresas entre las preferencias literarias de Aznar: pocos autores contemporáneos (poetas, como García Montero, Hierro o Brines, además de Milan Kundera), devoción por la generación del 27, también mucha Generación del 98 y lecturas de Julián Marías y Laín Entralgo. En ningún momento entró en profundidades y se limitó a definir como 'excelentes' o 'extraordinarios' casi todos los escritores que citó.
El presentador también le dio la oportunidad a Aznar de explicar su pensamiento sobre cuestiones tan diversas como el precio fijo de los libros ('Las familias españolas tienen más recursos, gracias a la prosperidad económica, para dedicarlos, si quieren, a comprar libros'), el final de la guerra fría ('Un triunfo histórico del liberalismo en el mundo') o su idea de España ('Es un gran país económicamente, un gran país históricamente y sobre todo somos una gran potencia cultural, con una lengua extraordinaria'). Al final, Dragó se quejó de que su espacio estuviese recluido en horas intempestivas y pidió su adelantamiento en la parrilla. Lo dicho, hubo tiempo para todo.
[Un lector en La Moncloa obtuvo 536.000 espectadores y una cuota de pantalla del 9,6%].
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de febrero de 2001