Quiero expresar la situación tan penosa en la que, desde el punto de vista medioambiental, se encuentra el municipio de Alcorcón. Señores vecinos, si ustedes salen a darse una vuelta por Alcorcón comprobarán lo que les estoy diciendo.
Para empezar, la basura queda a menudo almacenada junto a los contenedores de reciclaje, sin que los responsables municipales hagan nada por impedirlo.
Este hecho, unido a la falta de mantenimiento de esos contenedores, provoca que estos puntos parezcan auténticos basureros urbanos.
Por otro lado, la recogida de muebles y enseres depositados en las calles es totalmente ineficaz, puesto que se realiza en un largo intervalo de tiempo.
En muchas calles del municipio, la suciedad que ennegrece nuestras aceras se acumula debido a la inoperancia de los servicios de limpieza.
El estado de muchos jardines es nefasto, e incluso se han abandonado proyectos de remodelación de zonas verdes, como el acceso al parque de Las Presillas, cuyo presupuesto ha sido retirado de los planes de inversión del Ayuntamiento.
Asimismo, no se han presupuestado partidas para la construcción de los parques previstos en el Plan General de Ordenación Urbana, como, por ejemplo, el parque lineal Alcorcón-Móstoles, el parque Fuente del Palomar y el Anillo Verde.
Esta lamentable gestión medioambiental también se ve reflejada en otros aspectos, como la negativa a dar presupuestos para la creación del proyecto técnico que haga posible la subterranización de la línea de Renfe. O en la calificación de suelo para edificar sin presentar los estudios de evaluación de impacto ambiental pertinentes.
Por tanto, ante la lamentable gestión medioambiental que se está desarrollando, la Concejalía de Medio Ambiente debería denominarse, más bien, de mal ambiente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de febrero de 2001